A finales de febrero de 2016 en un hotel de Gotemburgo (Suecia) se reunió el Comité de Biodiversidad de OSPAR, el único foro internacional que tiene la responsabilidad de la protección de las aguas internacionales del Ártico.
Los delegados OSPAR discutirían sobre el establecimiento de un área marina protegida (AMP) localizada en las aguas internacionales del norte de Groenlandia.
Greenpeace invitó a Serrucho a crear una instalación para ser ubicada en una de las salas del hotel.
Los delegados OSPAR podían participar por parejas y debían elegir entre dos roles: Científico o explorador. Una vez elegido el personaje ambos vivirían una experiencia interactiva dentro de una tienda de campaña polar. No se pretendía construir un emulador del Ártico. Se trataba de que el participante pudiera verse identificado con el personaje y emocionarse con él, escuchando, a través de unos auriculares, reflexiones y sensaciones que han pasado por la cabeza de las personas que sí se han visto alguna vez en ese papel.
Retratamos desde una mirada humana, aspectos únicos del lugar del mundo que menos se parece al mundo: la biología de sus océanos, la poética de los efímeros paisajes de hielo o la compleja y delicada relación hombre-naturaleza. La única forma que tenemos de entender un lugar tan vasto y desmesurado es desde la perspectiva del que habita o visita el hielo. Se trata de que el espectador, de forma sutil, experimente la insignificante escala del hombre en el vasto Ártico pero a la vez tomar conciencia de la repercusión de nuestros actos sobre el delicado ecosistema.